Rescátenme porque soy un naufrago,
un montón de restos a la deriva.
Si ellos conocieran la historia de un hombre que naufragó en un mar de gente. Desesperado bebió gente de sal, y aquella gente le ocasionó sufrimiento. A veces veía pequeñas islas, todas remotas o imaginarias, desvaneciéndose en el horizonte.
Un día apareció otro naufrago en una balsa, a lo lejos. Los ojos del primer naufrago se anegaron en lágrimas. Entonces, metió sus manos entre el agua mundana, y empezó a remar sobre las cabezas de sal. Cuando llegó a la balsa donde el otro naufrago estaba, se encontró con un costal de huesos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario