sábado, 16 de octubre de 2010

ADIOS

Te dejo con tus calles, con tus putas, con tu música de los ochentas, te beso mujer que amo. Te dejo porque fuiste ajena, porque quise comer la carne de tu cuerpo prohibido, te dejo porque me vendiste simulacros, y me hundo en tus pechos para escuchar el rumor de tu cuerpo en el éxtasis de nuestra última fuga.

La naturaleza juega con la dureza de las formas, me atravieso en tu garganta consagrando este amor que es patrimonio histórico de nuestras vidas. Beso tus alas mientras las acaricio con ganas profundas de arrancártelas para beber tu sangre emplumada. No quisiera abandonarte, porque soy una persona tan triste y vacía como la soledad, pero te dejo.

Mi alma grita, beso tus labios. No oigo tu voz, no decís nada allí lejana en la otra orilla de mis palabras. Hundo mis manos entre tus piernas para buscar mi único lugar en el mundo y así dormir bajo el jardín subterráneo de tus prendas íntimas, influenciado por poetas y ángeles de la muerte y escritores malditos.

¿Sabes algo? cuando la beses, tu boca rosará mis labios, y yo ya habré olvidado tu voz, será terrible olvidar tu voz. Reconstruirás los besos que yo he destruido esta noche, y ella desandará los caminos que yo he recorrido sobre tu cuerpo. Te amo tanto, te amor-odio tanto, te odio tanto; es que no ves que quise amarte, amarte y quererte, amarte, quererte, quererte y amarte, amarte y amarte, hasta romper la fuente de tus alegrías y la de mis tristezas.

(2008-2009)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El Aplastamiento de las Gotas